Historia del Ajedrez

Jaque al Alzheimer





Índice



Jaque al Alzheimer……………………………………………....2


Marco teórico…………………………………………………......3
Estudio: Práctica del ajedrez
y el rendimiento cognitivo en personas mayores…………….........4
Aportes de especialistas ………………………………………......7
El cerebro y la actividad cognitiva………………………………...9
Utilidades múltiples y un potencial ilimitado………………….....10
Tablero y piezas – ejes de una historia centenaria……………......11
Ajedrez y Alzheimer……………………………………………...12
Ajedrez y salud……………………………………………………13
Una cura para el Alzehimer ………………………………………14

v Bibliografía ………………………………………………… 15

Como jugador de ajedrez y miembro de la Escuela Municipal de Ajedrez Roberto Grau, y valiéndome del marco teórico, formulo el siguiente planteo:
Jaque al Alzheimer:
El ajedrez, ¿puede considerarse como medio preventivo contra enfermedades mentales como el Alzheimer?
Aprender a jugar ajedrez, ¿resulta beneficioso a nivel cognitivo en personas mayores?

1. Presentaré un estudio acerca de la práctica del ajedrez y el rendimiento cognitivo en personas mayores, elaborado por el Dr. José Miguel Láinez Andrés y su equipo, Hospital Clínic Universitari (Valencia), año 2006.
2. He tomado también, a modo de ejemplo práctico, los más recientes artículos sobre el tema:
Carlos Ilardo (La Nación) recopila los puntos de vista expertos e "interesados", como el ajedrecista argentino más longevo.
Francisco Benkö que señala acerca de su participación en el torneo de Mar del Plata: "Lo hago en agradecimiento al ajedrez en mi larga vida, y como propaganda para todo el mundo del excelente beneficio de su práctica como antídoto contra el mal de Alzheimer".
El especialista de Neurología, Dr. Facundo Manes, por su parte, afirma: "la estimulación cognitiva, como es el ajedrez, es clave”.
1. Los especialistas fijaron como objetivo analizar si el ejercicio mental realizado durante el aprendizaje y la práctica del ajedrez repercuten en la mejora del rendimiento de algunas habilidades en sujetos mayores.

Marco teórico
El ajedrez es una de las más interesantes creaciones del ingenio humano. Una partida de ajedrez constituye por sí sola un ejercicio mental donde, en cada instante, el cálculo, la velocidad de procesamiento y organización de una amplia gama de información y la toma de decisiones son fundamentales.
El ajedrez está considerado el rey de los juegos estratégicos, puesto que requiere entre otras muchas destrezas; sentido de la anticipación, puesto que hay que prever las jugadas que puede ejecutar el contrario; concentración y atención, ya hay que estar pendiente de todo lo que ocurre en el tablero; cautela y pensamiento lógico, para no caer en la precipitación; paciencia, para saber esperar el cambio favorable que permita atacar, y perseverancia en el aprendizaje, para intentar mejorar la propia capacidad para el juego.
Pocas actividades mentales pueden compararse al juego del ajedrez, en el que se ha de realizar un exhaustivo procesamiento de los datos y una organización de ideas para posteriormente, buscar soluciones, y decidir cuál de ellas es la adecuada en determinada circunstancia, previendo las consecuencias de la adopción de tal solución. Y todo ello bajo la presión de un tiempo determinado. Así pues, el ajedrez es por sí mismo, un entrenamiento mental completo, donde además de factores deportivos y psicológicos, obligan al jugador a ser sumamente exacto en este complejo y elaborado proceso mental.
Diversos estudios han intentado analizar cuáles son los mecanismos cerebrales implicados durante la práctica del juego del ajedrez. Básicamente, la práctica del juego del ajedrez puede resumirse en cuatro etapas:
- En una primera etapa, el sujeto debe percibir las piezas en el tablero y, mentalmente, diferenciar, separar y reconocer los códigos de color de las piezas.
- Posteriormente, se analizan las posiciones en el tablero de las piezas propias, identificando el valor asignado a cada una de las piezas teniendo en cuenta las reglas del juego y los movimientos que se pueden realizar.
Parece que, el cerebro de un jugador experimentado tiene la capacidad añadida con respecto al cerebro de un jugador novato, de reconocer patrones específicos de juego. Es decir, parece recuperar fragmentos de partidas ya jugadas, con lo cual puede recordar cómo resolver esa situación y cómo puede contraatacar el oponente.
- En la última fase se analizan las consecuencias de los propios movimientos potenciales y la contra jugada del oponente.
En general, dos procesos cognitivos parecen estar por debajo de la habilidad para jugar al ajedrez:
El reconocimiento de las características (rasgos) de la posición de las piezas. Este proceso en el jugador experimentado, permite recuperar las habilidades ya adquiridas y almacenadas en la memoria a largo plazo. Esta habilidad hace referencia a información acerca de las posiciones, los posibles movimientos y las consecuencias de ejecutar el movimiento. Este proceso de reconocimiento de patrones de las piezas de ajedrez en el tablero es dependiente del conocimiento sobre ajedrez que posee el jugador. La planificación del futuro inmediato (habilidad denominada en inglés planning by looking ahead). Este proceso permite decidir sobre el movimiento óptimo a realizar. Aquí, el jugador de ajedrez considera posibles movimientos, posibles respuestas del oponente a estos movimientos, posibles respuestas a las respuestas del contrincante… etc. Es el proceso denominado “cálculo” (calculation) en la comunidad del ajedrez. Este proceso requiere disciplina y concentración y tiende a mejorar como exultado del hábito y la práctica.
- Haciendo un paréntesis se detalla a continuación la experiencia antes mencionada:
La población de estudio está compuesta por 120 personas mayores, usuarios de cuatro centros especializados de atención a mayores (CEAM).
De ellos, 60 personas han participado en el curso de ajedrez y han formado el grupo experimental del estudio. Semanalmente han acudido a clases para aprender a jugar al ajedrez bajo la dirección de un profesor altamente cualificado. El curso se inició en el mes de Octubre de 2005 y finalizó en mayo de 2006.
El grupo restante, un total de 60 personas han formado parte del grupo control, usuarios de los mismos centros pero que realizan diferentes cursos, incluidos de modo aleatorio en el estudio con el fin de obtener la muestra más representativa de la población de usuarios de los CEAMs.
Para analizar la hipótesis planteada se diseñó un protocolo breve de pruebas neuropsicológicas orientadas a evaluar las principales capacidades cognitivas que intervienen en la práctica del ajedrez (razonamiento, memoria visual inmediata, secuenciación, flexibilidad cognitiva) y se han registrado factores como la edad, el nivel cultural, estado civil, la profesión anterior, nivel socioeconómico, estado físico, lengua materna, dominancia manual, los conocimientos previos sobre el ajedrez, etc. El tiempo total de la ejecución de las pruebas y el registro de datos personales ha sido aproximadamente de 30 minutos.
Los instrumentos de evaluación utilizados en el protocolo de la investigación fueron los siguientes:
-Matrices Progresivas de Raven (Raven, J.C.; Court, J.H.; Raven, J) Esta prueba mide la capacidad de deducción de las relaciones, (capacidad de razonamiento) uno de los componentes principales de la inteligencia general y del llamado factor “g”. Se han utilizado los conjuntos A y C de la Escala General SPM (Standard Progressive Matrices), compuestos por 12 elementos cada uno, todos ellos con respuesta múltiple. En cada conjunto se incrementa la dificultad elemento a elemento. En esta prueba hemos registrado las respuestas de los sujetos y el tiempo empleado en la ejecución total de los dos conjuntos.
-Test de Corsi: Es una prueba de series progresivas y secuenciales cada vez más largas de números con el componente visuoespacial inmediato de memoria de trabajo. La tarea consiste en señalar sobre un tablero con nueve elementos las series que indica el examinador. Se efectúa en dos modalidades: Orden Directo y Orden Inverso. Se registran las series más largas ejecutadas correctamente en ambos casos.
-Memoria Visual Inmediata (MVI): Subtest visuográfico del “Test Barcelona” (Peña-Casanova); En esta prueba se presenta unas figuras geométricas durante 5 segundos y luego una lámina en la cual hay cuatro figuras similares; el sujetos ha de señalar la figura que es idéntica a la previamente presentada. Esta prueba es de elección múltiple. Se presentan un total de 10 ítems. Se registran las respuestas emitidas por los sujetos en cada lámina.
-Test de Stroop: Test de Colores y Palabras (Charles J. Goleen, PH.D): Las dimensiones básicas evaluadas en esta prueba son las que se asocian con la flexibilidad cognitiva, la resistencia a la interferencia e inhibición de respuestas, la atención, adaptación a los cambios, etc. Se han utilizado la versión normalizada que consta de tres láminas, que contienen 100 elementos distribuidos en cinco columnas. La ejecución de cada lámina tiene un tiempo límite de 45 segundos. En la primera lámina aparecen las palabras “azul”, “verde” y “rojo” impresas en tinta negra. En la segunda se presentan elementos iguales (XXXXX) impresos en tinta azul, verde y rojo. En la tercera lámina aparecen las palabras “azul”, “verde” y “rojo” impresas en tinta de estos colores rojo. En la tercera lámina aparecen las palabras “azul”, “verde” y “rojo” impresas en tinta de estos colores pero sin coincidir el color de la tinta con la palabra. Se ha registrado el número de palabras o elementos leídos en cada lámina correctamente en el tiempo establecido.
TEMPORALIZACIÓN
El diseño del estudio consta de tres valoraciones neuropsicológicas: una al inicio cuando los sujetos no habían recibido instrucción alguna acerca del juego de ajedrez, es decir antes de comenzar las clases (en el caso del grupo experimental) para de este modo, establecer una línea base de las funciones cognitivas de las personas del estudio; otra tras unos meses de práctica del juego(a mitad del curso aproximadamente); y la última, tras finalizar el curso. La misma temporalidad ha sido utilizada con el grupo control.
RESULTADOS PRELIMINARES
Finalizadas las valoraciones del grupo experimental y a falta de terminar las valoraciones del grupo control, se puede observar una tendencia de resultados. No obstante, estos datos no son más que inferencias. Se podrá hablar de resultados y conclusiones una vez se realicen los análisis estadísticos pertinentes. Respecto a los datos demográficos considerados en el estudio, la población se encuentra entre los 55 y los 87 años, situándose el mayor grupo (aproximadamente el 75 %) entre los 65 ylos 79 años. Todos los sujetos participantes eran independientes en sus actividades básicas e instrumentales de la vida diaria (ABVD y AIVD respectivamente). Cabe destacar a un usuario con patología neurodegenerativa que era dependiente necesitando ayuda personal y técnica.
Se ha prestado especial atención en aquellos sujetos que bien manifestaban quejas cognitivas subjetivas o presentaban evidencias de probable deterioro cognitivo. Hubo una sospecha inicial de posible deterioro cognitivo (es decir, alguna alteración de sus funciones cognitivas) aproximadamente de unas 12 personas que tras las evaluaciones se ha podido observar que este número se ha reducido a unas 7 personas. A grandes rasgos, se observa que aproximadamente 2/3 de la totalidad del sujetos del grupo experimental han experimentado una mejora en su ejecución de las pruebas neuropsicológicas, generalmente progresiva. Esta mejora se puede observar en dos de las pruebas de la exploración: en Matrices progresivas Raven y en el test de Corsi.
En el análisis realizado a priori con los datos obtenidos en las Matrices Progresivas Raven, parece que existe una considerable reducción del tiempo de ejecución (es decir, los sujetos emplean en la realización de la tarea casi la mitad del tiempo que necesitaban en la primera exploración). Descartamos el efecto aprendizaje de la prueba. No sólo son más rápidos sino que además son más exactos, aumenta en el número de aciertos (realizan menos errores). Se observa de este modo una mejora (esperamos que significativa) en tareas de razonamiento y de rapidez en el procesamiento de la información.
Por su parte, en los datos obtenidos en la ejecución del test de Corsi, parece que existe una mejora en la memoria inmediata y de secuenciación, así como en la memoria de trabajo (memoria que nos permite retener la información durante unos segundos para manipularla), siendo estas memorias siempre visuoespaciales (memoria que percibe y maneja la situación de los objetos en el espacio). En el grupo control, no se observan estas diferencias. La ejecución de las tareas en la primera evaluación se mantiene más o menos estable en la segunda y en la tercera, no observándose grandes cambios entre la primera y la tercera exploración. Así mismo, se observa que la capacidad de aprendizaje y de memoria se halla reducida y se mantiene estable.
Si bien son resultados puntuales y se creen poco significativos para el grupo, hay que mencionar que se han observado tres casos en lo que se ha podido evidenciar un mejor rendimiento en el grupo control. Estos tres casos han experimentado una mejora de la primera a la tercera exploración debido a un efecto farmacológico (en un caso, un sujeto tomaba una dosis excesiva de fármacos; su médico ha ido reduciendo las dosis y se ha observado una mejoría a todos los niveles. En otros casos, personas que inicialmente tenían depresión han sido tratadas farmacológicamente y también han mejorado su rendimiento cognitivo).
Respecto a la posible influencia de factores controlados como la profesión premórbida, parece vislumbrarse que aquellos profesionales cuyos trabajos precisaban de capacidades espaciales o mnemotécnicas, partían de una línea base más elevada frente a sujetos con otras profesiones por lo que su mejora muestra menor margen de aumento. Por lo que podría afirmarse que a menor nivel conductual, mayor mejoría cognitiva tras el entrenamiento.
En otro sentido, cabe destacar como dato significativo que aproximadamente 1/3 de los sujetos del grupo experimental han sido mujeres, puesto que tradicionalmente y más en las generaciones que nos ocupan, los juegos y especialmente los estratégicos estaban copados por varones (basta con asomarse a cualquier CEAM y contar las escasas mujeres que participan en juegos lúdicos).
Todos estos resultados preliminares se han obtenido a partir de la inferencia de los resultados directos obtenidos en las valoraciones; una vez realizados los análisis oportunos se podrá establecer el nivel de significación de los mismos, así como otras posibles relaciones con otros datos considerados como la dominancia manual o el bilingüismo que puede influir en la capacidad de los sujetos de mejorar su rendimiento cognitivo; y por supuesto, otras informaciones que en ocasiones resultan fundamentales para la interpretación de datos en personas de edad avanzada como el estado civil, el estado físico, la motivación del sujeto o la posible queja cognitiva subjetiva.-
2. Carlos Ilardo (La Nación) recopila los puntos de vista de expertos e “interesados”, como el ajedrecista argentino más longevo, Francisco Benkö:
"Lo hago en agradecimiento al ajedrez en mi larga vida, y como propaganda para todo el mundo del excelente beneficio de su práctica como antídoto contra el mal de Alzheimer". El especialista en neurología, Dr. Facundo Manes, por su parte, afirma: "la estimulación cognitiva, como es el ajedrez, es clave.
Jaque al Alzheimer: Una jugada para la memoria
"Hace tiempo que vengo haciendo esta reflexión, no conozco a ningún ajedrecista, y cuando digo ajedrecista me refiero a jugadores de alta fuerza, que hayan padecido o padezcan Alzheimer...En nuestro país los más veteranos jugadores han fallecido o tuvieron algún otro tipo de enfermedad pero nada que los relacioné con el Alzheimer, lo mismo sucede con mis colegas que residen en Europa...hasta hoy nadie me ha dicho que algún maestro de ajedrez sufrió Alzheimer...Me parece que es un tema que la medicina debería explorar más, porque evidentemente algo hace el ajedrez en las neuronas de las personas que lo practican para que el Alzheimer no pueda ingresar en esas mentes " - GM Oscar Panno.
Artículo por Carlos A. Ilardo, publicado en LA NACION (Reproducción del artículo con el amable permiso del autor).
Nuevos avances de la ciencia señalan los beneficios de la práctica del milenario juego y su rol en la lucha contra la enfermedad descubierta en 1906. No se conocen ajedrecistas que hayan padecido ese mal.
Acaso desde su origen, remoto e incierto, el juego de ajedrez ha sido un factor de estudio, análisis y comentarios sobre las virtudes de su práctica, también padeció persecuciones y prohibiciones por parte de la Iglesia Católica y de gobiernos chinos, iraníes y afganos por su poder de persuasión en las mentes de sus fieles.
En sus casi cinco siglos de historia documentada, el ajedrez ha sido tipificado desde un mero entretenimiento o pasatiempo con alto contenido táctico y estratégico bélico o juego ciencia, hasta una herramienta pedagógica de primer orden en la formación de los individuos. Una partida de ajedrez constituye por sí sola un ejercicio en el que, a cada instante, el cálculo, la visualización, la intuición, los razonamientos abstracto y concreto, la velocidad de procesamiento y la organización de una amplia gama de información y toma de decisiones lo convierten en un entrenamiento mental por antonomasia. Diferentes ciencias se encuentran abocadas a la tarea de descifrar el elaborado proceso mental de sus jugadores.
Ya no quedan dudas de que el ajedrez es una de las más interesantes creaciones del ingenio humano, cuya práctica facilita el desarrollo de varias facultades mentales.
Sin embargo, con el amanecer del siglo XXI, nuevos avances de la ciencia médica permitan, acaso, demostrar uno de los descubrimientos más importantes en la historia del ajedrez: su utilidad en la prevención del mal de Alzheimer. La tesis consiste en determinar si la práctica del ajedrez resulta capaz de entrenar a nuestro cerebro para protegerlo de las enfermedades degenerativas.
Hace algunas semanas, Francisco Benkö, de 97 años, el ajedrecista en actividad más longevo del país y uno de los excepcionales casos en el mundo, anunció su participación en el tradicional Torneo Internacional Ciudad de Mar del Plata, que se realizará entre el 15 y el 22 del actual. Consultado por el interés en formar parte de la competencia, Benkö señaló: "Lo hago en agradecimiento al ajedrez en mi larga vida, y como propaganda para todo el mundo del excelente beneficio de su práctica como antídoto contra el mal de Alzheimer".
Franz Benkö. Tal vez sea algo presuroso señalar al ajedrez como un "antídoto" de una enfermedad descubierta en 1906 por los doctores alemanes Alois Alzheimer y Emil Kraepelin, cuyas consecuencias padecen hoy 400.000 argentinos. Sin embargo, existen algunos indicios sobre los beneficios de su práctica.
En charla con LA NACION, el Dr. Facundo Manes, director de Ineco, Instituto de Neurociencia de la Fundación Favaloro, señaló:
"Al momento, no estamos seguros de las causas que conducen a la enfermedad de Alzheimer. Esto significa que es difícil estar seguros de qué se puede hacer para prevenirla. Sin embargo, un gran número de investigaciones sostienen que la ejercitación mental, como lo es el ajedrez, puede ayudar a reducir el decaimiento de las funciones intelectuales en personas normales". Y agregó: "El ajedrez es, sin dudas, una maravillosa forma de desafiar a nuestro cerebro, que en su juventud se enfrenta con constantes situaciones de cambio y desafío. Con el transcurso del tiempo, tendemos a restringir nuestras actividades hacia aquellas situaciones que conocemos y con las cuales nos sentimos cómodos. De esta manera, el cerebro se encuentra menos estimulado, lo que limita su óptimo funcionamiento. El ajedrez fomenta situaciones novedosas y es muy bueno para proteger nuestro cerebro. Aunque no es el único, el ajedrez es un factor de prevención del deterioro cognitivo".
En tanto, en España, la neuropsicóloga, Dra. Isabel de la Fuente ha comenzado con diversos trabajos en pacientes, usuarios de cuatro centros especializados de atención a mayores (CEAM): los de Torrente, Jorge Juan, Islas Canarias y del Cabañal de Valencia. A ellos se les incluyó la enseñanza del ajedrez en sus terapias y los resultados alentadores alcanzados aún son prueba de nuevos y mayores estudios. Asimismo, el periodista Leontxo García (redactor del diario El País y ex director de la revista especializada Jaque), con casi cuatro décadas vinculadas con este juego, señaló que en su vasta experiencia no ha conocido a ningún ajedrecista que sufra Alzheimer. En la Argentina, si bien la consulta abarcó a un par de decenas de aficionados y maestros, el resultado ha sido idéntico. El indicio resulta, al menos, interesante y coincidente con las apreciaciones y resultados de estudios profesionales.
Leontxo García recientemente publicó un artículo sobre el tema en JAQUE y en la web española de ChessBase...
o La ciencia y el ajedrez se entrelazan en una nueva aventura. El tiempo revelará el veredicto implacable. Acaso se trate de una nueva jugada para la memoria. Trascendente.
o 76 son los años del suizo Victor Korchnoi, el gran maestro con mayor edad que aún participa en la alta competencia; el argentino Oscar Panno tiene 72.
o 84 era la edad del gran maestro Miguel Najdorf cuando participó por última vez en una prueba internacional: el abierto Ciudad de Mar del Plata, en 1994.
El cerebro y la actividad cognitiva
Dr. Facundo Manes, Director de Ineco y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.
El cerebro puede entrenarse, y entrenarlo nos protege frente al deterioro cognitivo. Se piensa que la estimulación cerebral con una actividad intelectual continua podría crear nuevas conexiones entre las neuronas y disminuir la muerte neuronal. Sin duda, el ajedrez es un entrenamiento de habilidades como la planificación, la memoria, la toma de decisiones y la concentración. Diversos estudios han demostrado que la ejercitación y la estimulación cognitiva pueden retrasar la aparición de los trastornos de ese tipo y de las funciones intelectuales. Su estimulación con el ajedrez impacta positivamente en las funciones de conocimiento a largo plazo y sin duda es importante para prevenir su deterioro.
De todas maneras, es importante señalar - y que la gente comprenda - que para mantener la mente en forma, la estimulación cognitiva, como es el ajedrez, es clave pero no lo único que uno debe realizar. Además, hay que llevar un estilo de vida sano, sin abusar del alcohol y el tabaco, realizar actividad física periódicamente, evitar situaciones de estrés emocional y mantener una vida relajada que permita disfrutar de las actividades de ocio. Además de mantener una amplia gama de intereses y hobbies, sostener una vida socialmente activa, e intercambiar momentos y opiniones con personas de menor edad.
El término reserva cognitiva es un constructor hipotético que se utiliza para explicar cómo, ante cambios neurodegenerativos que son similares en extensión y naturaleza, los individuos varían considerablemente en la severidad del deterioro cognitivo. Se sugiere que la inteligencia, educación, nivel ocupacional, hábitos dietéticos, actividades placenteras, estilo de vida, educación en las primeras décadas de vida y el interés por mantener la actividad intelectual en la edad adulta son componentes activos de la reserva cognitiva.
Utilidades múltiples y un potencial ilimitado
Diego Valerga, Médico pediatra, Maestro Internacional de Ajedrez.
Las virtudes intrínsecas del juego de ajedrez resultan conocidas desde hace bastante tiempo, aunque en los últimos años los campos de aplicación han variado, y se encuentran utilidades de su estudio en otras esferas.
Así como en algunos casos el ajedrez puede ser un fin en sí mismo para algún apasionado que quiera dedicarse al estudio o a la competición, una inmensa mayoría utiliza el ajedrez como un medio, es decir, una herramienta de estimulación del pensamiento. En esta premisa trabaja especialmente el ajedrez en las escuelas, cuyas cualidades han sido muy ponderadas en muchas sociedades, incluso la nuestra, en la que el ajedrez ocupa un respetado rol en el campo de las actividades extracurriculares.
Estimulación de la memoria, capacidad de cálculo, planificación, instinto y creatividad son algunas de las ventajas que puede aportar el ajedrez como medio educativo, en especial durante los años de desarrollo.
Resulta bien conocida y aceptada la capacidad del ajedrez para estimular la concentración y, en especial, como herramienta pedagógica para desarrollar el pensamiento lateral. La mente ajedrecística frecuentemente trabaja por medio de analogías y patrones de pensamiento estándar, los cuales pueden ser homologados perfectamente a los de las matemáticas. El ajedrecista se enfrenta con problemas cuya solución muchas veces se basa en un recurso semejante al que tuvo que enfrentar en otra situación. En este rubro, el razonamiento analógico también desarrolla con agudeza el instinto. Este tipo de cualidades del ajedrez ha dado lugar al estudio de una rama sobre su utilidad como base para aplicación empresarial, ya que entre los elementos básicos de la competición ajedrecística se encuentran el cálculo de posibilidades, el instinto y la estrategia; el ajedrez muestra una indudable utilidad en la toma de decisiones. En estas esferas, el ajedrez empresarial está dando sus primeros pasos como una técnica nueva y promisoria, objeto en el que personalidades como el ex campeón mundial Garry Kasparov es un reconocido especialista.
El potencial del ajedrez aún no ha sido delimitado y sus campos de utilidad pueden ser muy diversos. Así como en el ajedrez escolar, en el que la experiencia de varios años de enseñanza en diversos países nos aporta datos estadísticos inequívocos que avalan sus virtudes, todavía en otros rubros requiere numerosos estudios, para conocer sus posibles utilidades más allá de los campos conocidos.
Tablero y piezas - ejes de una historia centenaria
Francisco Benkö tiene 97 años de recuerdos y arrugas hasta en el alma. Sobrevivió a horrores, muertes y persecuciones. En la senectud, sigue aferrado a sus dos nobles pasiones: el ajedrez y la música, en ese orden. Y como bien dijo, es un ejemplo de cómo los tableros y las piezas le han "permitido crear anticuerpos contra el Alzheimer".
Nacido en Berlín el 24 de junio de 1910, padeció los espantos de la Primera Guerra Mundial; su memoria arrastra postales patibularias de los años de infancia: “Vi cómo el pueblo despedía a los soldados que marchaban a la guerra y también cómo muchos de ellos regresaron mutilados y ensangrentados”, cuenta a La Nación, con voz aguardentosa, cargada con un acento centroeuropeo que aún conserva.
La vida lo golpeó sin tregua; aprendió a caminar sin el calor de una mano. Sobrevivió a orfandades y prohibiciones tras las muertes de sus padres, Richard Wilhelm –húngaro- y Alice Josephine Helene –austríaca–. “Pasé mucho hambre en mi juventud. Un día llegué desesperado al colegio y me bebí un frasco de tinta de tanta sed que tenía”, dice sin rubores. Antes de cumplir los 40 perdió el brillo de la sonrisa por la falta de calcio en sus dientes.
A los 12 descubrió el ajedrez en la escuela; decidió tomarlo para siempre. “No tenía muchas elecciones para mi futuro; entonces, me decidí por aprender algo que pudiera practicar también de grande. Por eso elegí el ajedrez en lugar del fútbol”. Seis años después, en 1928, le empató una partida al campeón mundial Alexander Alekhine en una simultánea. Sin embargo, ser el primer judío campeón de ajedrez en Berlín lo convirtió en una pieza marcada en el tablero político de la Alemania nazi. “Aún tengo en mis oídos los gritos de Hitler, cuya voz propagaban las radios. Sólo me evadía escuchando melodías de Schubert y jugando ajedrez”, señala.
En 1936 huyó como el verde en otoño de esa férula nazi. Junto a su hermana Anne planeó la fuga hacia Rotterdam, con 10 marcos alemanes ocultos en un juego de ajedrez; allí abordó un barco con destino a Buenos Aires. El peregrinaje incluyó noches de llantos y soledades que se volvieron anécdotas al obtener el primer trabajo. Pese a dominar cinco idiomas, la oferta laboral lo incluyó en tareas de peón de limpieza, portero o mayordomo. Algunos meses después ayudó a que 10 judíos alemanes llegaran al país; les salvó la vida. Uno de ellos, Franzen Buch, su antigua jefa, le juró amor eterno.
Lejos de la primavera del amor, la vida le guardó nuevas peripecias. Su presencia en las salas de ajedrez despertaba rumores; lo tildaron de tener ideales comunistas. Lo excluyeron injustamente. “Me salvó el maestro Roberto Grau, él me acompañó y me hizo socio del Círculo de Ajedrez; gracias a ello volví a jugar y otra vez el tablero fue el refugio y la contención de mis frustraciones”, explica Benkö, que desde hace más de 60 años participa en distintas competencias en el país. Es el ajedrecista en actividad más longevo de la Argentina y uno de los contados casos en el mundo. En un certamen conoció a un ingeniero, Dan Davindsson, que le dio trabajo en la Comisión Nacional de Energía Atómica, en 1966, donde se jubiló como bibliotecario especializado en protección radiológica y seguridad nuclear. El ajedrez, otra vez, le había salvado la vida.
Francisco Benkö, casi con un siglo de vida y marcas a flor de piel; acaso, invisible a los ojos, pero esenciales en la memoria de la humanidad.
Ajedrez y Alzheimer Se ha calificado al ajedrez como diabólico. A sus practicantes se les ha tildado de locos. No obstante, parece que hay indicios de que en el mundo de las 64 casillas blanquinegras se puede encontrar el secreto que permita entrenar nuestro cerebro para protegerlo de las enfermedades degenerativas como el mal de Alzheimer. Sería otra faceta más de la colaboración que presta el juego de reyes para el desarrollo de la humanidad. Les ofrecemos a continuación un interesante artículo de Leontxo García tema en el que nos da cuenta de las investigaciones más recientes al respecto.
Ajedrez y Alzheimer. Por Leontxo García
Estamos probablemente en los albores de uno de los descubrimientos más importantes de la historia del ajedrez: su utilidad en la prevención del mal de Alzheimer y enfermedades similares. Si se confirmasen los indicios del estudio del Hospital Clínico de Valencia, los poderes públicos de todos los países estarían moralmente obligados a fomentar el ajedrez. Y si hablamos de prevenir una enfermedad que se manifiesta en la vejez, ello implica a toda la población, infantil y adulta, de ambos sexos.
La neuropsicóloga Isabel de la Fuente es uno de los doctores que han realizado el citado estudio con 120 personas; su edad estaba entre 55 y 87 años, pero el 75% de ellas tenían entre 65 y 79. Se dividieron en dos grupos de 60 personas, casi todas principiantes en ajedrez; uno recibió clases de ajedrez de hora y media semanal durante un año; el otro asistió a otros cursos, pero no de ajedrez; ambos pasaron pruebas psicotécnicas antes, durante y después de los cursos. En el grupo de nuevos ajedrecistas, el 65% vio aumentado su rendimiento cognitivo; en el otro no hubo mejoría. Y hay dos matices importantes: 1) Quienes tenían mayores capacidades espaciales antes de la prueba fueron precisamente quienes menos mejoraron; 2) Lo normal en la vejez es que el rendimiento cerebral baje cada año, y en este caso subió. De la Fuente explicó todo ello profusamente en el hotel Deloix de Benidorm, durante su conferencia paralela al torneo abierto, subrayando que son conclusiones provisionales; las definitivas, con muchos más detalles, se conocerán en las próximas semanas.
Experimentos sobre el movimiento de los ojos con grandes maestros (aquí Andras Adorjan y Helmut Pfleger)
Estos datos confirman una deducción lógica. El Alzheimer ataca en su primera fase algunas funciones que dependen de la corteza cerebral, como la memoria y la concentración. Ambas se desarrollan mucho con la práctica del ajedrez. Por tanto, la práctica frecuente del ajedrez previene el Alzheimer. Sin embargo, no todo es de color de rosa en este asunto porque sabemos muy poco sobre el Alzheimer. En consecuencia, un experimento realizado con 120 personas durante un año no es una prueba científica contundente, sólo un indicio. Para que la conclusión fuera universalmente aceptada se necesitaría estudiar a miles de personas durante más de diez años y eso costaría mucho dinero.
Pero se me ocurre que hay otro camino, basado en una percepción personal: no conozco a ningún ajedrecista que sufra Alzheimer o que conozca a otro que lo sufra. Claro que esta senda también tiene obstáculos: si se hiciera una encuesta entre miles de ajedrecistas, las respuestas serían poco creíbles porque a todo ajedrecista le interesa que su deporte sea declarado de gran interés social. Tal vez se podría revisar el censo de los fallecidos por Alzheimer, investigando qué porcentaje de ellos fueron ajedrecistas. Mientras alguien pone el dinero y los medios para hacer eso, no estaría mal que todos los lectores que conozcan algún ajedrecista con Alzheimer u otra enfermedad similar envíen un correo electrónico a JAQUE, dando todos los detalles que puedan (no es imprescindible que den el nombre del paciente) Sería un primer paso interesante en un asunto sumamente importante.
Publicado en la columna "El Tamiz" del número de junio de 2007 de la revista Otras noticias publicadas en nuestras páginas referidas a la relación entre el ajedrez y el Alzheimer:
Ajedrez y salud 03.04.2002 –
"En general permitido y sólo en casos especiales no aconsejable", así cita el Dr. Helmut Pfleger (que además de doctor en medicina es Gran Maestro y comentarista de las partidas magistrales multimedia del Perro Guasón) la respuesta de Ibn Masawahi, médico de cabecera del califa Harun al Rashid, a si también se podía jugar al ajedrez cuando se estaba enfermo. Su artículo completo está en el número 13 de fecha 29.03.02 de la Revista Médica Alemana. En esa misma edición hay otros dos artículos sobre el juego de reyes. Uno de Helmut Werner sobre ajedrez a la ciega y otro de Josef Maus sobre el campeonato médico alemán de ajedrez, que ganó el Dr. Stefan Müschenich. En castellano, también hemos encontrado un interesante artículo de la profesora Helene Fonseca sobre las terapias con ajedrez en el tratamiento del Alzheimer. Está en las páginas del Club Fianchetto de Costa Rica.
Una cura para el Alzheimer 20.06.2003 –
¿Acaso no lo sabíamos ya? Jugar al ajedrez reduce significativamente el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer y otras formas de demencia. Mantener en forma a su mente (¡Lo sentimos pero mirar la tele no sirve!) puede hacer disminuir el riesgo hasta en un 75%, según puede leer en este artículo del Washington Post.

A partir de las experiencias citadas, de las opiniones expuestas de los grandes maestros, es menester destacar la importancia del juego de ajedrez en el tratamiento no sólo de enfermedades degenerativas, sino en el desarrollo del individuo en cualquier etapa cognitiva que se encuentre: preoperacional, de las operaciones concretas, o de las operaciones formales. Por ello cabe resaltar la labor de docentes especializados en esta disciplina y que han proyectado aplicar las experiencias con adultos mayores en nuestro país.



v Bibliografía:

CHESS BASE, Revista on line, España.
Conferencia de Leontxo García sobre ajedrez y Alzheimer.
Revista on line Jaque, martes 8 de junio de 2010.
Estudio: Práctica del ajedrez y rendimiento cognitivo.
Leontxo García. Ajedrez y Alzheimer. Revista El tamiz, junio 2007.




Los dramas del ajedrez

En la historia del arte se registran numerosos casos de jóvenes talentos que murieron a edad temprana, cuando todavía se esperaba de ellos una producción trascendente. Baste recordar al músico austriaco Franz Schubert o al escritor francés Raymond Radiguet.
El ajedrez también ha sufrido, en varias ocasiones, la prematura pérdida de jóvenes geniales. El gran maestro alemán Paul Rudolf von Bilguer, por ejemplo, falleció a los 25 años. NO sólo era un jugador de primer nivel sino que comenzó a recopilar metódicamente la teoría de las aperturas, dando nacimiento al famoso "Handbuch des Schachspiels", es decir, "Manual del juego de ajedrez", antecedente directo de la moderna enciclopedia yugoslava. Su labor fue continuada por el barón Tassilo von der Lasa, su dilecto amigo.
El primer campeón oficial de Gran Bretaña fue Cecil de Vere. Hacia el año 1870 se lo consideraba como el más serio aspirante al título mundial, que poseía ya Wilhelm Steinitz, a quien había derrotado en el torneo de París. Pero de Vere descubrió que estaba enfermo de tuberculosis y, en vez de cuidarse, cayo en el vicio de la bebida. Esta lamentable reacción apresuró su muerte, a la edad de 29 años.
Algo más corta aún fue al vida de Rudolph Charusek, que también fue víctima de la misma enfermedad. Había nacido en Praga, Checoslovaquia, que pertenecía entonces al imperio austro- húngaro, en 1873. Era tan grande su pasión por el juego, que se dice que copió a mano el "Handbuch de von Bilguer, que mencionamos antes, porque no tenía dinero para comprarlo. A fines del siglo XIX ganó varios primeros premios en certámenes magistrales, e incluso batió al campeón del mundo, Emmanuel Lasker, en el torneo de Nurenberg.
El gran maestro Vladimir Petrov fue muchas veces campeón de Letonia, su país natal, y adquirió prestios mundial en 1937 cuando compartío con Flohr y con Reschevsky el primer lugar en el torneo de Kemeri, superando a su compatriota Paul Keres y al campeón Alekhine. Hecho prisionero por los alemanes, a fines de la segunda guerra, murió en un campo de concentración, pocos días antes de la rendición de alemania.
Aunque militaba en el bando contrario, parecida fue la suerte de Klaus Junge. Nacido en Chile, de padres alemanes, fue llevado de vuelta a su patria, siendo incorporado a la filas del ya vencido ejército nazi y muerto en combate, a los 21 años de edad. Junge había igualado con Alekhine el primer puesto en el torneo de Praga y parecía destinado reverdecer los laureles del ajedrez alemán.